jueves, 16 de febrero de 2012

29N: resaca sueca


    Era necesario partir para comprender, partirse para ver con claridad. Él sabía de su actitud cobarde, aunque en los momentos delicados puede ser vital, trascendental y hasta bonita una huida a tiempo (o a destiempo). Así que se fue. Viajó con todos sus miedos, no se dejó ninguno; quería esparcirlos lejos.
    El frío te hace madurar. Andas raudo, razonas fugazmente. Con los huesos calados y la voz áspera y rotunda del que te abre su casa de par en par, con los mensajes no recibidos, con las lágrimas de aquel primer vuelo y de aquella noche de soledad en aquel blanco sillón ya es de sobra suficiente. De hecho, al parecer el gran ventanal de esa casa nórdica -con calefacción central durante la casi totalidad de meses del año- desde la que a menudo se contemplan tejados rojizos recubiertos por fina nieve al más puro estilo de película de Hollywood navideña, tenía un resquicio abierto: el justo para sentir un nuevo hálito de esperanza a modo de mensaje de buenas noches a primerísima hora de la mañana. El minuto era aquí lo de menos, en tanto que ni el receptor lo recordaba, ni el productor del mensaje reparó en él, o, lo de más, pues fue el preciso (en un futuro cercano quizá también precioso) instante que ella pensó en él. No, estoy mintiendo. Fue él en ella. Lo que ella suspirara es información velada, que sólo el tiempo la podrá revelar.
    ¿Intenciones? Qué sabe nadie... Pero las mariposas siempre gusta tenerlas cuanto más cerca mucho mejor, si es posible en el estómago. 
    Por cierto, el avión ya ha aterrizado... Esto es el sur, mi sur, mi rincón en el mundo.                           Juanje.-




    29N: Swedish hangover

    It was necessary to go away to understand, to split himself to see clearly. He knew of his coward attitude, though in delicate moments can be vital, transcendental and even nice, an escape on time (or untimely). So, he went away. He travelled with all his fears, none was left; he wanted to spread them so far.
    The cold makes you mature. You walk swiftly, you reason briefly. With the soaked bones and the rough and resounding voice of the person who opens to you his home widely, with the not recieved messages, with the tears of that first flight and the loneliness of the night in that white armchair, it was sufficient. In fact, apparently the large window of that northern house -with central heating the whole year- from which there are often contemplated reddish roofs covered with thin snow like the typical style of Hollywood Christmas movie, it had an opened chink: just to feel a new breath of hope as a good night message at dawn. The minute wasn't important here, because of neither the receiver nor the producer of the message noticed it, or it was the main thing at this moment, so it was the precise (in a nearby future, probably also precious) instant that she thought of him. No, I'm lying. He thought in her. What she sighed is a veiled information, which only the time will be able to reveal it.
    Intentions? What nobody knows... But the butterflies always like to have them the more it surrounds the much better, and preferably into the stomach.
     Indeed, the plane has already landed... This is the south, 'my South', my corner in the world.






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